28 abril 2011

Abril, aguas mil

Ha sido estupendo este mes de abril.
Los microrrelatos “El goteo de los días de lluvia”, “Tic-tac” e “Insomnio” fueron seleccionados por Sergi Bellver para la sección “Arroz negro” del número 96 de BCN Week. BCN Week es una publicación de periodicidad mensual que se distribuye de forma gratuita por un montón de locales de Barcelona. La tirada es de 15.000 ejemplares y eso unido a la coincidencia con la festividad de Sant Jordi hace que la ilusión por salir en ella sea doble. Aún no está actualizada la versión electrónica así que no he podido colocaros el enlace a todos los que no podéis conseguirla en papel.
Por otro lado, envié el microrrelato “Ignorancia” en respuesta a la convocatoria que hacían desde la página web “Cuentos y más” con la única idea de contribuir humildemente al recuerdo, doloroso pero necesario, de una época nefasta. Mi sorpresa ha sido enorme al enterarme de que tanto el periódico “Página/12” como “Tiempo Argentino”, publicaron en sus ediciones de papel y digital una selección de los textos enviados e “Ignorancia” está incluido en los dos. Así que lo mandé allende los mares de vacaciones, digamos, y ha acabado haciendo unos bolos tan inesperados como gratificantes.
Los microrrelatos “Estampa” y “Lección” han sido seleccionados por Carolina Molina para la sección “Érase un cuento” de “El Heraldo del Henares” donde puedes leerlos por primera vez o recordarlos si ya los conocías. Es una publicación electrónica más que recomendable con una sección dedicada al cuento que incluye creación, entrevistas a autores y crítica, y que no deberíais perderos. Esta semana, sin ir más lejos, podéis disfrutar de una interesantísima entrevista a Isabel Mellado, autora del magnífico “El perro que comía silencio”.
Finalmente, podríamos decir que abril trajo también una noticia fantástica… pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

26 abril 2011

Casualidades

En el metro, el músico canta.
Pero antes, sólo unos minutos antes, un árabe, ¿iraquí quizá?,  se mete el dedo en la nariz con fruición, inicia una prospección que finaliza con el índice manchado de un líquido espeso, negruzco. Echa la cabeza hacia atrás y, de la nariz, comienza a brotarle petróleo como de un surtidor, casi a medio metro de altura.
Automáticamente se forma un perímetro en torno a él, pese a nuestras diferencias de toda índole todos coincidimos en no querer mancharnos. Sólo dos jóvenes de cuerpos grandes y voces rotundas, fácilmente de Wisconsin, parecen saber qué hacer. Y así, taponan las narices del árabe con unas bolitas de papel y lo llevan hacia la puerta cogiéndolo de un brazo cada uno. Bajan en la primera parada y están a punto de caer al tropezar con un músico ambulante que entra corriendo en el vagón, un músico que saluda “un poco de música para ustedes” y comienzan a sonar unos acordes familiares que devuelven la calma al vagón.
¿Qué decía? Ah sí, como os contaba, el músico canta.
♫Guantanamera♫

19 abril 2011

Jesús en Galilea

Basado en hechos reales


Mi cuñado Jesús me ofreció su casa de Galilea, un pequeño pueblo cerca de Logroño. No pude rechazar la perspectiva de unas vacaciones gratis, amén de que llamarme Jesús (sí, yo también) y pasar las vacaciones en Galilea, parecía lo más natural. Y he de decir que, pese a que en general han sido unos días agradables, ser Jesús en Galilea resultó mucho más duro de lo que nunca imaginé.
He pasado todas las vacaciones multiplicando panes, además de peces, y realizando todo tipo de milagros que, de verdad, no debería alternar con mis días de descanso. Enfín, he devuelto la luz a los ciegos, el sonido a los sordos y la palabra a los mudos, apañé a un par de cojos para que anduvieran con soltura e incluso el viernes estuve a punto de realizar una rápida resurrección, que por no fastidiarles el entierro a los del pueblo que tan bien les estaba quedando y porque creí que tal vez fuera cierto que la naturaleza es sabia y que si había decidido que al viejo Damián le había llegado su hora a los ochenta y ocho años por algo sería.
El sábado, sin embargo, la casualidad quiso que escuchara una conversación entre la alcaldesa y la oposición, el otro concejal, expresando su coincidencia en la voluntad de redondear el programa de fiestas del mes de agosto con una espectacular crucifixión, que si bien no pude enterarme de en quién habían pensado para tan apreciado papel, dadas mis últimas intervenciones en el pueblo y el sospechoso silencio con que fue recibida mi llegada al bar del Santi decidí que, por si habían considerado hacerle a uno el honor, estaría bastante más seguro en Donosti. Además si hay que hacer un esfuerzo y milagrear un poco, pues vale, aunque sea durante mis vacaciones, pero las pasiones y los martirios nunca se me han dado bien que por algo uno es de naturaleza quejica y tirando a miedoso. 

Así que, dejé una prolija e instructiva epístola para que el párroco leyera durante la próxima misa y que explicaba al pueblo de Galilea que a mí se me daban bien los milagros y demás intervenciones divinas mientras que mi cuñado Jesús, más dotado para el drama, se encargaría de sufrir una pasión dignísima a nada que se lo pidieran con educación. Después cogí billetes para el autobús de las diez de la mañana del lunes.
Por si acaso.

18 abril 2011

Milagro (apócrifo)

La misma noche de 1640 en que al cojo de Calanda le creció la pierna derecha que dos años antes le habían cortado, la zona habilitada en el cementerio del Real Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza para enterrar miembros amputados comenzó a removerse como si las lombrices y gusanos que poblaban la fosa se hubieran asustado. El practicante, Juan Lorenzo García, se acercó para ver lo que ocurría y, aterrado, observó cómo de la tierra húmeda surgía una mano y, tras ella, el resto de un cuerpo que recordaba vagamente, es difícil asegurarlo por la suciedad que lo cubría y la oscuridad de la noche, al del joven de Calanda cuya pierna enterró más de dos años atrás. No perdió el ánimo y, sin dudar, le atizó un palazo en plena cabeza que lo aturdió, primero,  y un segundo palazo que produjo un sonido hueco, de nuez abierta, que devolvió al joven a la tumba, para siempre esta vez.

15 abril 2011

La tilde

Aún acostados, los primeros rayos de sol los sorprenden. León se levanta. Inspira con fuerza y se deja acariciar por la luz, por el aire de la mañana. Graciela, ágil, oscura, brillante, abandona la sabana y se coloca a su lado, roza las nalgas de León con los dedos. Mira hacia el sol también, mira también al cielo azul y se estremece levemente. León entrecierra los ojos, hace visera sobre su frente para protegerlos, para atisbar el horizonte y, aun así, acaba volviendo la cabeza, ronroneando. Graciela, sin embargo, desconfiada, le aguanta al sol la mirada.

14 abril 2011

Reclamación

Vigila la cafetería desde hace unos minutos. Lleva días estudiando las rutinas de su objetivo y, cuando éste salga, va a abordarlo. Da un sorbo a su café. La puerta de la cafetería gime al abrirse. El objetivo sale despacio, con un maletín negro en su mano izquierda. El acechador sale tras él.
El acechador no corre, pero el paso es ligero, decidido, doble en frecuencia que el del hombre del maletín. No es tiempo de pensar, sólo de actuar. El acechador lleva la mano derecha dentro del bolsillo del gabán. Cinco metros detrás del objetivo, tres metros, un metro, la mano derecha que sale del bolsillo con una pistola, la coloca a centímetros de la nuca de él, dispara, sigue caminando hasta la esquina sin detenerse mientras el del maletín se derrumba como una torre demolida. El acechador dobla la esquina, se acerca a un coche, sube, desaparecen.
El hombre del maletín se incorpora airado, ensangrentado, ante la sorpresa de los ciudadanos que se han detenido a ayudarle.
—¿Y la sorpresa? —me espeta— ¿dónde está la sorpresa?
—Lo siento — le contesto—. Hoy toca realidad.

13 abril 2011

Al otro lado

Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura se convirtió en rana con un sonido sordo, introvertido, y un poco de humo. Ella se quedó mirándola  y la recogió del suelo, con disimulo, temerosa de que alguien, cerca del pajar, se diera cuenta de lo que había ocurrido. Después introdujo la rana en la bolsa que llevaba y se acercó de nuevo al camino que conducía a la fonda, a hacer mariposas con los ojos a otro peregrino. Sólo uno más y tendría suficientes para la docena de ancas de rana que se le habían antojado a su señor.

09 abril 2011

Política

Lo cierto es que ninguno esperábamos ya que El Regidor del vertedero cumpliera con nada de lo que había prometido durante las revueltas de febrero para aplacar los ánimos de sus súbditos, así que la separación, reciclaje y amontonamiento de los juguetes en cuatro puntos estratégicos vigilados hicieron que la semana blanca transcurriera sin problemas y, sobre todo, que papá y mamá pudieran seguir rebuscando en la basura sin que nada los interrumpiera.

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